5 tips para prevenir el burnout femenino.

Las mujeres han sido una de las poblaciones más afectadas por la pandemia.

Mucho se ha hablado del liderazgo de la mujer dentro del marco del Día de la Mujer celebrado el pasado 8 de marzo; sin embargo, poco se ha discutido sobre un hecho preocupante : las mujeres han sido una de las poblaciones más afectadas por la pandemia.

De acuerdo con el estudio publicado por Gallup » The State of Global Workplace 2021″, las mujeres latinoamericanas reportan por lo menos 5 puntos porcentuales por encima de los los hombres en variables como sentirse impactadas ( 48%), experimentar estrés diario (55%), sentir tristeza ( 37%), experimentar ira ( 22%) y estar preocupadas a diario (60%). Es un hecho que el gap de sufrir burnout entre mujeres y hombres se ha duplicado en el último año.

¿Las razones? ¡Muchas! La fatiga crónica que trae lidiar con las labores de la casa, el cuidado de los hijos y muchas veces de los padres; los múltiples roles que debemos asumir sin darnos cuenta; la falta de límites entre los entornos laborales y personales; la hiper- conectividad frenética de la virtualidad; la debilidad de sistemas de apoyo; la ausencia de reconocimiento; las dificultades para ascender profesionalmente; la falta de flexibilidad; la tendencia natural a ayudar a otros antes que a nosotras mismas; la carrera constante para demostrar que si somos capaces; la falta de espacios para recargarnos…

Si la pandemia supuso una crisis del sector salud, la post-pandemia se traduce en una crisis de talento, en especial el femenino. Hoy, más que nunca, la deserción laboral toca a las empresas sin piedad. Pero, ¿qué podemos hacer como sociedad al respecto? A continuación algunas ideas:

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  1. Equilibrar la carga de trabajo: una mujer, además de ser profesional, es madre, hija, hermana, compañera, ama de casa, jefe de hogar; pretender fragmentar estos roles es desconocer la naturaleza femenina. Por esto, se requiere ante todo, crear sistemas de apoyo que le permitan integrar los dos mundos y descargarse de aquellas tareas, que aunque necesarias, no aportan valor. En el hogar, las parejas deben asumir su cuota de responsabilidad en las tareas básicas como el cuidado de la casa, la preparación de comidas, la crianza de los hijos, entre otros. A nivel laboral, se deben explorar mecanismos de asistencia como guarderías, cuidado de personas mayores, extensión de licencias de paternidad, entre otros.
  2. Igualdad de oportunidades y trato: las organizaciones deben garantizar el acceso equitativo a oportunidades que les permita tener mayor libertad, autoridad y control de su destino. Así mismo, se deben cerrar las brechas de compensación que venimos arrastrando desde décadas pasadas.El no hacerlo, genera en las mujeres altos niveles de frustración y estrés que inciden en el desarrollo del síndrome.
  3. Cree espacios seguros donde la mujer se sienta escuchada: de acuerdo con un estudio publicado por Gallup, aquellas personas cuyos jefes crean espacios permanentes de escucha genuina, tienen un 62% menos de probabilidades de sufrir burnout. El poder de la escucha activa es particularmente poderoso para regular las emociones y minimizar la ansiedad en las mujeres.
  4. Fomentar el auto-cuidado: un estudio publicado por McKinsey sobre el estado del burnout en mujeres (Women in the Workplace) concluyó que las mujeres tendemos a tomar acción, de forma más consistente que los hombres, para combatir el burnout en nuestras organizaciones; pero generalmente orientamos nuestros esfuerzos a ayudar a otros y. no necesariamente a nosotras mismas. Es por esto se hace crítico priorizar el auto-cuidado femenino con acciones como la adopción de hábitos saludables, la creación de momentos de descanso y recarga, la destinación de espacios seguros para conectar con otros y compartir emociones, la adopción de técnicas reductoras de estrés como la meditación y el yoga, entre otras.
  5. Reconocimiento al trabajo «oculto»: por lo general, la contribución de las mujeres trasciende las funciones para las que han sido contratadas. Es muy común verlas liderando proyectos de bienestar, diversidad e inclusión, apoyo moral y psicológico, además de las tareas propias de su función. Es momento de reconocer a estas mujeres su contribución a construir un entorno más equilibrado, equitativo y justo; valorarlas es un gran antídoto contra el burnout.