Burnout, el enemigo silencioso.

En el feroz mundo corporativo no hay espacio para ser vulnerable.

Si bien es cierto, 2 de cada 3 individuos han manifestado experimentar el burnout en algún momento de su vida, sólo hasta el 2019, la Organización Mundial de la Salud lo definió como una enfermedad laboral.

En Colombia, las cifras no son más alentadoras. De acuerdo con un estudio publicado por el Ministerio de Salud en 2019, 1 de cada 3 trabajadores, es decir, cerca de 8 millones de personas, están experimentando estrés crónico, por lo tanto están en riesgo de adquirir el síndrome.

Pero, ¿a qué se debe que sólo hasta que llegó la pandemia se comenzó a hablar del tema abiertamente? La respuesta es simple: en el feroz mundo corporativo no hay espacio para ser vulnerable.

Y es que el burnout, además de causar un agotamiento físico y emocional, compromete seriamente el desempeño y la productividad laboral del individuo, lo cual resulta evidente a jefes, compañeros y clientes. Al llegar a este nivel del agotamiento, la persona responde de forma negativa, mostrándose insensible y apática y como consecuencia, termina aislándose de su entorno, simplemente por el temor de mostrar cierta vulnerabilidad y ser considerado débil, incapaz.

Por su parte, las organizaciones no tienen las herramientas para identificar los síntomas y por el contrario, terminan centrándose en los hechos, sin siquiera preguntarse cuáles pueden ser las causas del mal desempeño de aquellos colaboradores que hasta hace no mucho, fueron competitivos. La preocupación inicial da paso a planes complejos de mejora, presión excesiva por los resultados y en el peor de los casos, forzando la salida de la organización. En este entorno, levantar la mano y pedir ayuda no es viable.

La buena noticia es que el burnout se puede prevenir, por lo que se hace imperativo actuar ya. Es momento de hablar abiertamente, romper las falsas creencias e identificar los detonadores, para que como sociedad, podamos construir un entorno laboral más amable en el que sea posible desarrollarse profesionalmente, de una forma equilibrada , positiva y sana.